El Éxtasis fue
desarrollado originalmente por la compañía farmacéutica Merck en 1912.
En su forma original era conocida como “MDMA”. Fue usada en 1953 por el
ejército de EE.UU. como tests psicológicos en el combate, y después
resurgió en la década de los 60 como un medicamento psicoterapéutico
para “disminuir inhibiciones”.1 No fue sino hasta la década de los años 70 que el MDMA se comenzó a usar como droga en las fiestas.
A
principios de la década de los 80, el MDMA se promovía como “lo más
reciente en la continua búsqueda de la felicidad a través de la
química”, y la “droga de moda” para muchas fiestas de fin de semana.
Siendo aún legal en 1984, el MDMA se vendía bajo el nombre comercial de
“Éxtasis”, pero en 1985 se prohibió el uso de la droga en los Estados
Unidos debido a preocupaciones de seguridad.
Desde
finales de la década de 1980, el Éxtasis se ha vuelto un término de
“marketing” del que se aprovechan los traficantes de drogas vendiéndolas
como drogas de “tipo Éxtasis” cuando pueden contener, de hecho, muy
poco o nada de MDMA en absoluto. Y aunque el MDMA en sí puede producir
efectos perjudiciales adversos, lo que hoy se llama Éxtasis puede
contener una amplia mezcla de sustancias, desde LSD, cocaína, heroína,
anfetaminas y metanfetamina, hasta veneno para ratas, cafeína,
sustancias para desparasitar perros, etc. A pesar de los bonitos
logotipos que ponen los vendedores en las pastillas, esto es lo que hace
que el Éxtasis sea particularmente peligroso, un consumidor de la droga
realmente nunca sabe qué está tomando. Los peligros aumentan cuando los
consumidores incrementan la dosis buscando una subida previa, sin saber
que pueden estar tomando una combinación de drogas enteramente
diferente.
El Éxtasis por lo general viene en
forma de pastilla pero también se puede inyectar y tomarse de otras
maneras. El Éxtasis líquido está hecho realmente de GHB, un depresivo
del sistema nervioso que también se puede encontrar en los productos
para desatascar, limpiadores para los suelos y disolventes
desengrasantes.